Enfriar el planeta dispersando aerosoles en el cielo, la radical solución de la geoingeniería solar
La lucha contra la subida de temperaturas a causa del cambio climático podría pasar por la inyección de sustancias en la estratosfera
Podrían llamar osados a los científicos que se ven capaces de cambiar el dramático destino climático, locos capaces de manejar variables a nivel global con métodos tan inusuales como el dispersar sustancias en la atmósfera para enfriar la totalidad de la Tierra con métodos como la geoingeniería solar.
La carrera para frenar el aumento de las temperaturas en el planeta Tierra, a causa de las emisiones de carbono, genera muchas dudas sobre si la humanidad será capaz de adoptar las soluciones a tiempo para limitar la subida de la temperatura global a no más de 1,5 °C.
Según los últimos informes de la ONU, miles de científicos y revisores gubernamentales coincidieron en que limitar el aumento de la temperatura del planeta con el umbral del 1,5 °C nos ayudaría a evitar los peores impactos climáticos y a mantener un clima habitable. Sin embargo, las políticas actuales apuntan a un aumento de la temperatura de 2,8 °C para finales de siglo.
Aceleración del cambio climático
La COP28 tomó la decisión de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030 como una de las soluciones para eliminar los combustibles fósiles.
La resolución de la Cumbre Climática de eliminar los combustibles fósiles de forma gradual y otras decisiones fueron calificadas por el responsable de la ONU para el clima, Simon Stiell, tan sólo como «un salvavidas para la acción climática, no una victoria en la línea de meta».
Y parece que no llegaremos, porque la aceleración del cambio climático cada vez es más evidente, la elevación de temperaturas y los récords de calor a nivel se suceden.
No es ciencia ficción
Mientras gobiernos, no todos los del planeta, y empresas intentan acelerar para que esto no ocurra, surgen ideas y proyectos de científicos que parecen sacados de una película de ciencia ficción, pero que están siendo respaldados por prestigiosas universidades.
Es el caso de la propuesta de David Keith y otros científicos que están investigando en dispersar sustancias en el cielo a nivel planetario para bajar la temperatura del planeta, según ellos de forma controlada, como sistema transitorio y reversible para mitigar el calentamiento global.
Soluciones basadas en una actividad científica relativamente nueva, la geoingeniería solar, también definida como modificación de la radiación solar o intervención climática.
Geoingeniería solar
La geoingeniería solar trata el proceso de reflejar una pequeña fracción de la luz solar de vuelta al espacio mediante la inyección de aerosoles en la estratosfera.
Keith, profesor del Departamento de Ciencias Geofísicas de la Universidad de Chicago, define la geoingeniería solar como «la palabra que se utiliza para la idea de que los humanos hacen deliberadamente que la Tierra sea un poco más reflectante para, a corto plazo, reducir algunos de los riesgos del dióxido de carbono».
La idea se basa en que los humanos podrían intentar deliberadamente hacer que la Tierra sea un poco más reflectante a los rayos solares mediante algunos medios tecnológicos, como colocar aerosoles, partículas diminutas, en la atmósfera superior, o hacer que el suelo sea más blanco, o un escudo en el espacio, y hacerlo como una forma de compensar o reducir algunos de los riesgos climáticos que provienen del dióxido de carbono acumulado.
Estelas en el cielo
Keith, que fue a finales de los años 80 un estudiante de posgrado en Harvard y el MIT, propone una idea que resuena entre los conspiranoicos como son los chemtrails, las estelas blancas en el cielo producidas por los aviones que identifican como causantes de la falta de lluvia.
El plan principal que imagina para que la idea de la geoingeniería solar funcione sería la de liberar sulfatos a la atmósfera para enfriar el planeta. En una entrevista admitía que sería como imaginar una flota de aviones, aproximadamente un centenar, volando por el cielo, dispersando 2 millones de toneladas de azufre por año en la estratosfera.
Esos sulfatos se combinarían con vapor de agua para formar aerosoles que cubrirían el mundo con una neblina que reflejaría la radiación solar lejos de la Tierra, lo que provocaría un «beneficio como la reducción del cambio climático, es decir, temperaturas más frías, tormentas menos extremas, menor aumento del nivel del mar, etcétera», explica el profesor.
Reflejar la luz solar
La idea es que esta solución refleje la luz solar hacia el espacio en un 1 % que «lograría reducir el calentamiento, digamos entre 1,5 °C y 2,5 °C en este siglo», afirma Keith.
David Keith explica que el resultado sería «realmente sorprendente si se hiciera de manera bastante uniforme, de norte a sur y de este a oeste, y si se hiciera con algunas opciones relativamente seguras de aerosoles».
Los beneficios, según los modelos, «se verían en casi todas partes, y que los impactos negativos serían comparativamente bastante pequeños, como cien veces menores que los beneficios. Estamos hablando de salvar un millón de vidas al año a finales de este siglo».
Solución «barata»
El coste de esta inusual propuesta sería «relativamente barato, costaría entre 5.000 y 10.000 millones de dólares al año», afirma Keith, añadiendo que, «los beneficios económicos son enormes y llegarían sobre todo a los más pobres del mundo», puntualiza el norteamericano.
Así, en el estudio que analizó los impactos distributivos del cambio climático en la economía, se observó que hizo más por reducir la desigualdad de ingresos entre países que casi cualquier otra cosa que se pueda imaginar, porque el cambio climático reduce las tasas de crecimiento en los países cálidos, por lo que es un beneficio enorme.
Azufre o sal
¿Qué sustancia se dispersaría en la estratosfera? Las investigaciones van encaminadas a ver qué producto sería el menos perjudicial y el más barato. Entre las investigaciones que están en marcha se barajan el dispersar una solución salina, como el agua de mar, para blanquear las nubes marinas y aumentar su índice de reflexión, un método que se está ensayando equipo de la Universidad de Washington.
La propuesta de Keith es la de lanzar azufre, y que «para enfriar el mundo a finales de este siglo, la cantidad que yo creo que podría ser razonable, estaríamos añadiendo a la atmósfera una o dos millones de toneladas al año».
Incertidumbre y factor moral
Entre las cuestiones y las dudas que surgen están el comprender cómo las nubes marinas podrían hacerse un poco más blancas al colocar partículas de sal marina en ellas, pequeños experimentos para comprender cómo se podrían adelgazar las nubes cirros y cómo se relacionan con las estelas de los aviones.
Todavía se necesita mucha investigación y más recursos para una solución como la geoingeniería solar que ha levantado algunas voces en contra y que, según Keith, también pasa por una cuestión moral: si se aplicara la geoingeniería solar para enfriar la Tierra no debería tomarse como una solución definitiva para relajarse en la lucha contra el cambio climático y seguir lanzando emisiones de carbono.